Nosotros, los seres humanos, no podemos crear a partir de la nada. Para crear, necesitamos alguna cosa, ya sea de la propia naturaleza, ya sea algo que fue usado anteriormente. En la sociedad en la que vivimos, en la que tenemos pocas oportunidades de crear aluna cosa, pensamos que no somos creativos. Pero no es verdad. Teniendo algo entre las manos y la oportunidad de crear, sentimos la alegría, el poder de creación y así nos acercamos más al Dios Creador. Lo que creamos conlleva una parte de nosotros, de nuestras raíces que refuerzan el sentimiento de pertenecer a un lugar, nos unen a las cosas y a las personas que conviven con nosotros. Y esto contribuye a aumentar nuestra seguridad, a mejorar nuestra autoestima.
En la “Acción Juegos y Juguetes”, podemos organizar momentos para incentivar el proceso de creación. Son los “Talleres de confección de juguetes”. En estos Talleres pueden participar los padres, familiares, personas de la comunidad y también los animadores de juegos y los líderes. Los juguetes que se confeccionen en ellos estarán identificados con la vida diaria de las comunidades; darán valor a la expresión propia de las personas de un lugar, a su modo de ser y de hacer.
Los niños, al jugar con estos juguetes, pueden vivenciar desde muy temprana edad la sabiduría y cultura de sus padres, familiares y otras personas que conviven con ellos. Sentirán también el cariño y la atención
de la persona que confeccionó el juguete.
Los niños aprenderán también que las cosas se pueden re-aprovechar, cuando ven que con una botella de plástico hacemos un carro; que las cosas se pueden usar de diversas maneras, cuando ven que una hoja de palmera amarrada se transforma en un caballito. Así van aprendiendo a dar otro valor a las cosas, creando una conciencia crítica en relación al
consumismo exagerado de nuestra sociedad.
En algunas partes de este libro, hemos dado sugerencias de cómo hacer algunos juguetes, pero estamos seguros de que cada comunidad va a crear muchos más, y que van a encantar a los niños.
Se pueden crear juguetes utilizando material de desecho o cosas de la naturaleza. Cuando hablamos de material de desecho, nos referimos a materiales industrializados que se tiran como: latas, papel, cartón, revistas, periódicos, botellas, botes y tapas de plástico, pedazos de tela, de madera, de neumático. En la naturaleza encontramos, por ejemplo: hojas, palitos, piedras, conchas.
Los Talleres pueden servir también para la reparación y arreglo de juguetes que los niños rompen al jugar o que han sido donados a la
Pastoral da Criança y están estropeados. Lo importante es que los juguetes rotos o sucios se pueden reconstruir, limpiar y renovar. Muchas veces nos dan muñecas sin brazos o piernas, sin ropa; carritos sin ruedas; juegos a los que les faltan piezas. Los niños también pueden estropearlos al jugar, pues en general son muchos niños y pocos juguetes. Ofrecer juguetes rotos o sucios demuestra poco aprecio. Juguetes limpios y enteros ayudan en la formación de la autoestima de los niños y familias, les hace sentir que merecen cuidado, amor, atención, respeto; que tienen derecho a utilizar cosas bonitas, cuidadas y limpias.
Hay que tomar algunas medidas y cuidados para organizar Talleres de confección o reparación de juguetes.
Antes del Taller
En primer lugar, líder, tienes que conseguir los materiales, ya sean de desecho o cosas de la naturaleza. En cada lugar ustedes resolverán cómo conseguirlos. Como sugerencia, recordamos que pueden pedir la colaboración de los padres, familiares y líderes para conseguir el material necesario, ya sea en el trabajo, en casa o el recogido en la naturaleza. Se pueden hacer también campañas en las iglesias o con los comerciantes del lugar.
Después de conseguir los materiales para el Taller, hay que limpiar, organizar y separar de acuerdo a su tipo o especie, para facilitar su
elección y la idea de lo que se puede hacer con ellos. Un material sucio o presentado de cualquier manera parece basura y no anima a hacer nada con él.
También hace falta conseguir el material de apoyo para confeccionar los juguetes: tijeras, pegamento, cola de pegar, cinta de albañil y adhesiva, agujas, hilos, trapos, alambres, alicates, trozos de madera, clavos y martillos, y muchas cosas más.
Otra medida que hay que tomar es ponerse de acuerdo con los padres y familiares sobre el mejor día, horario y local, antes de anunciar el Taller. Una buena idea es pedirles que el día del Taller traigan, si pueden, algún juguete hecho por ellos.
Necesitarás ver también quién te podrá ayudar en el Taller, porque los padres ciertamente irán con sus hijos e hijas. Entonces, se necesitará una persona para estar atenta y disponible para jugar con los niños, y otra persona que pueda atender a las peticiones de los adultos.
Durante el Taller
Para empezar un Taller, una buena idea es hablar con los padres sobre los juguetes que les gustaban cuando eran niños, recordar quién se los hacía, y qué juguetes saben hacer o les gustaría hacer para sus hijos. Una buena conversación ya anima y da ideas.
Es importante mostrar el material de desecho disponible para que lo utilicen, así como hacer una exposición con los juguetes que ellos han traído; esto será también un estímulo.
Es necesario conversar con los padres y familiares sobre los cuidados que hay que tener con ciertos materiales que van a utilizar para
confeccionar los juguetes. Esto, porque algunos niños pueden querer hacer juguetes con los padres o quedarse a su lado, lo que es bueno, porque acerca todavía más a los padres con los hijos. Entonces será necesario que cada adulto cuando utilice algún objeto que pueda herir, como tijeras, alambre, martillo, clavos, esté atento, sea responsable y no los deje en cualquier lugar, al alcance de los niños. Otra conversación, con prudencia, para que no parezca una crítica a los juguetes que han hecho los padres y familiares, debe ser sobre la seguridad de los juguetes. Sabemos que no hay juguetes propios solamente para una determinada edad, porque cada niño juega con el juguete a su manera. Sin embargo, según la habilidad y conocimientos del niño, algunos juguetes les pueden interesar más, otros menos, otros pueden incluso resultar peligrosos para los más pequeños. Como en las familias y en los momentos de juego organizados por la Pastoral tenemos niños de todas las edades, se hace necesaria esta reflexión sobre la seguridad. Juguetes que pueden herir o que tienen piezas pequeñas que se las pueden tragar son peligrosos para los niños hasta los seis años, principalmente para los más pequeños. El Manual del Líder contiene informaciones sobre las principales características de nuestros
niños de hoy, en las distintas etapas de edad, y puede ser una buena ayuda para esta conversación.
También hay que tener en cuenta la durabilidad de los juguetes, sobre todo cuando los confeccionan ustedes, animadores de juegos, para crear o aumentar el conjunto de juguetes para los niños de su comunidad. Confeccionar juguetes demasiado frágiles, que no resistan al manoseo de los niños, va a desperdiciar el trabajo y a gastar el material que usarán para hacerlos, como el pegamento, el alambre, los elásticos, etc.
Los Talleres de creación de juguetes son momentos muy especiales. Trabajar en grupo incentiva la cooperación, la solidaridad, ayuda a las personas a que se conozcan mejor y a formar lazos de amistad. Transformar materiales de desecho en juguetes puede animar también a las familias a que se unan para mejorar su entorno. Cada juguete creado sugiere la idea de hacer otro y así el Taller se va haciendo cada vez más rico e interesante.
Los juguetes, ciertamente, pondrán alegría en los ojos de los niños, y les darán "vida" cuando los tengan en sus manos.
El Juego de "imaginate que..."
Jugar al “Imagínate que...” responde a una necesidad básica del niño: la de querer tener a sus padres siempre a su lado. Pero las relaciones entre el niño y las personas y cosas de su entorno cambian constantemente. Alrededor de los dos años, el niño ya no tiene a sus padres siempre cerca, como cuando era más pequeño, entonces intenta traerlos a su lado “imaginando que...”, por ejemplo, que es la mamá que ha ido de compras, o que él es el papá cavando en el huerto.
El niño empieza también a querer hacer solo muchas cosas, incluso lo que no puede, así que los adultos se ven obligados a ponerle límites. Para aprender a aceptar los límites, el niño entonces hace jugando, lo que tiene prohibido.
Cuando empieza a jugar al “Imagínate que...”, el niño necesita tener los objetos de verdad, o al menos, muy parecidos, para poder jugar, por ejemplo: la muñeca, el platito, el carro...Después, el niño irá aprendiendo a usar los objetos de otra manera, sin limitarse al uso del objeto real. Por ejemplo: la niña quiere jugar a las bailarinas, pero no tiene muñeca. Entonces agarra una mazorca de maíz, le pone una “falda” de papel, y dice que es su bailarina y la hace bailar. Para esto, hatenido que utilizar su imaginación.
Más tarde, el niño jugará al “Imagínate que...” incluso sin necesitar objetos. Se imagina que es el papá conduciendo un camión y hace los gestos y reproduce los sonidos correspondientes a esta acción. Este juego ayuda a los niños a desarrollar el pensamiento apoyado en las ideas y en las palabras. El niño aprende a pensar sobre una cosa, hablando sobre ella. Por ejemplo, habla sobre el carro y puede pensar muchas cosas sobre el carro: su color, cuántas ruedas tiene, cómo se mueve. El pensamiento apoyado en las ideas y palabras será muy importante en la escuela, cuando el niño va a aprender a leer y escribir.
Después, los niños pasan a jugar no solamente a conducir un autobús, sino que reproducen las relaciones entre el conductor y el
cobrador con los pasajeros, es decir, pasan a importarle no solamente las acciones, sino también las relaciones entre las personas.
En el “Imagínate que...”, el niño aprende también, a aceptar reglas que el mismo juego le impone, porque al imitar lo que hacen los adultos, el niño va a adoptar actitudes y comportamientos más adelantados que los suyos. Por ejemplo: observando a dos niñas que juegan a la mamá y la hija y están en un lugar donde no hay más que un columpio. La “hija” quiso subir al columpio, y la “madre” se tuvo que quedar parada en tierra, empujando a su “hija” que no quería bajar del columpio. La niña que era la “madre” tuvo que adoptar un comportamiento de adulto, reprimiendo sus ganas de subir al columpio, aceptando reglas, que, a pesar de no explicarse abiertamente como en el juego del dominó, forman parte del juego y tienen que ser respetadas.
En este juego el niño puede vivenciar también situaciones de miedo y angustia, para conseguir convivir con estos sentimientos. Ejemplo: niños de comunidades violentas, cuando juegan a policías y ladrones.
El “Imagínate que...” es por lo tanto una actividad en la que el niño asume el papel del adulto, intenta hacer lo que él hace y, de esta forma, se enfrenta a la ausencia de los padres. En este juego intenta comprender también el significado de las actividades de los adultos, las relaciones que ellos establecen con otras personas, los valores y costumbres de su familia y del lugar donde vive.
Para el niño, cerca de la edad de los seis años, el juego del “Imagínate que...” es una de las actividades más importantes para su desarrollo.
Organizando el juego de “Imagínate que...”
Si no se lo impiden los adultos, los niños juegan al “Imagínate que...”. La actitud principal del animador de juegos con relación a este
juego, es organizar un local con juguetes, como muñecas, cacerolas, platitos, cucharas, muebles; ropas, zapatos y bolsas de adulto; carros, camiones; animales; bloques de construcción. Si los niños lo invitan, el animador de juegos participa con ellos en el juego.
La organización de cajas con diferentes objetos y materiales también estimula y enriquece el juego del “imagínate que...”, porque permiten que el niño pueda inventar y jugar con ellos de varias maneras, desarrollando además la capacidad del niño de imaginar y crear.
Caja de las Sorpresas
Meter en una caja materiales de desecho muy variados como: botellas, botes y jarras de plástico pequeñas y medianas, tapones, trozos de madera lisos y sin punta fina, trapos, carretes de hilo, cajas y todo lo que se consiga, para que el niño pueda imaginar y crear sus juegos y juguetes. ¡Atención!: Hay que tener mucho cuidado en la selección deestos objetos. Tienen que estar limpios y no ser peligrosos para los niños. En las actividades con Juegos y Juguetes de la Pastoral da Criança, tenemos siempre a niños de distintas edades jugando juntos enun mismo espacio, de modo que todo cuidado es poco. Por ejemplo, objetos puntiagudos, de cristal, que tengan partes cortantes o muy pequeños NO SIRVEN. También conviene tener trozos de tela más grandes, cajas grandes de cartón vacías y periódicos, para que los niños construyan “cabañas”.
Caja de los vestidos
Meter en una caja ropas, zapatos, sombreros, bolsos, trozos de tela y otras cosas que usan los adultos y no sean peligrosas, para que los niños puedan manosearlas, vestirse como adultos o imaginarse príncipes, princesas, hadas, brujas, superhéroes. Con ellos, los niños pueden inventar sus cuentos, jugar al “Imagínate que...”.
Caja de la naturaleza
Meter en esta caja cosas de la naturaleza. Cada comunidad descubrirá lo que hay de interesante en el lugar. Las más corrientes de encontrar son: ramitas, piedrecitas, semillas, hojas, calabazas, habas.
Sugerencias para confeccionar juguetes para el “Imagínate que...”
En las comunidades siempre encontramos personas, ya sean de las familias acompañadas por la Pastoral o no, que saben hacer los más variados juguetes con diferentes materiales: muñecas de trapo, de mazorca de maíz, de paja, o cochecitos de lata, de madera, muebles para la “casita” y muchos más. Es muy enriquecedor que se convide a estas personas a que participen de los Talleres y puedan fabricar juguetes para los niños. A continuación vamos a colocar aquí algunas sugerencias de juguetes, y estamos seguros de que en cada comunidad van a surgir muchos más, cada uno más bonito y más interesante que el otro.