El bebé todavía depende mucho de su mamá o de quien lo cuida. Como no puede estar todo el tiempo con ellos, le encanta jugar con los objetos que usan: peines, cepillos, ollas, herramientas, etc.
Jugando con cajas, recipientes, ollas, cepillos, cucharas y juguetes, el bebé descubre dos cosas importantes:
- Para qué sirven los objetos: la olla para cocinar, el peine para peinarse, la pelota para jugar, las herramientas para trabajar.
- Cómo son los objetos: duros o blandos, grandes o pequeños, ásperos o lisos, ligeros o pesados.
El bebé también aprende cuando sus papás u otras personas de la familia le cuentan cómo son y para qué sirven los objetos. Es importante que el bebé juegue con los objetos siempre bajo la supervisión de un adulto.
Cuando la familia presta atención e intenta entender lo que el bebé quiere comunicar, él aprende a hacer gestos para decir y pedir lo que quiere. Cuando señala pidiendo algo, es bueno que los padres digan el nombre del objeto que señaló, así va aprendiendo el nombre de cada cosa.
Los adultos pueden indicar al niño lo que está permitido, felicitándolo, aplaudiéndole y diciéndole frases afirmativas: “muy bien”, “así se hace”, etc.
Aunque los padres pueden distraer al bebé para que no haga lo que está prohibido, él lo intentará otra vez. Cuando los padres dicen “NO”, el bebé deja de hacer lo que está haciendo, aunque después haga de nuevo la misma cosa. Al actuar de esta forma, el bebé demuestra que sabe qué es lo que está prohibido y a tener noción de los límites.
Los padres deben decidir cómo enfrentar la desobediencia del bebé. Actuar con firmeza, sin violencia y manteniendo las prohibiciones establecidas.
El bebé intenta imitar lo que escucha a la familia y ya puede repetir palabras a su manera. Dice “da” cuando quiere alguna cosa; llama a su mamá y a su papá “mama” y “papa”. Aunque también puede comenzar a hablar más tarde. Lo importante es platicar con él sobre las cosas del día a día, para que, cuando llegue el momento, empiece a usar las palabras como el principal instrumento
para comunicar lo que quiere y siente.
Cuando una persona pregunta al bebé por alguien que ha salido (por ejemplo, diciendo ¿dónde está papá?) y él mira a su alrededor, buscando, demuestra que ya no necesita la presencia de la persona para saber que existe. Demuestra que ya guarda algunas cosas en su memoria.
En esta etapa el bebé no se queda quieto, está aprendiendo a levantarse y a moverse por su cuenta, principalmente parado. Por eso, necesita un espacio seguro que le permita intentar nuevos movimientos. Si hay una persona, una mesa o una silla, a la que el bebé se pueda agarrar, intentará pararse y se caerá varias veces, porque todavía no mantiene el equilibrio. La mayoría de las veces
el bebé no se hace daño al caer.
Para que se mueva con seguridad, es bueno que la familia organice un espacio en la casa. Mejor que prohibir al bebé que se mueva, es encontrar una forma de que lo haga con seguridad. Retirar objetos peligrosos de su alcance, impedir el acceso con una tabla o una silla a la cocina u otra habitación peligrosa son algunos ejemplos.
Para que el bebé aprenda a caminar también es importante que cuente con la ayuda de otras personas. A él le gusta que sus papás y hermanos le ayuden y animen a andar, pues aprecia la atención de ellos. Como todo lo que aprende, primero va a andar con ayuda para después caminar solo.
El bebé ya demuestra sentimientos también. Se pone celoso si la mamá toma en sus brazos a otro bebé. Se pone triste cuando lo regañan. Se alegra cuando le demuestran que les gusta lo que él hace. Le gusta mucho jugar con sus hermanitos y con otros niños, pero no le gusta prestar o compartir juguetes.
Tomar el sol, jugar fuera de casa y respirar aire puro, ayudan al bebé a comer y dormir mejor. Él también aprende más, pues ve a otros niños, personas y cosas diferentes. Cuando sale con sus papás en bicicleta, camioneta o carro, el bebé debe estar bien seguro, para evitar que sufra accidentes. Deben evitar llevarlo en moto o en el asiento delantero del carro.
Tú me das tu escudo salvador, tu diestra me sostiene. Has multiplicado tus cuidados conmigo.
Salmo 18, 36
Accidentes domésticos
De todos los lugares de la casa, la cocina es el que más llama la atención del bebé. Allí es donde su mamá o quien lo cuida pasa gran parte del tiempo y él encuentra cosas interesantes para jugar. Por eso, son tan frecuentes los accidentes en la cocina con niños.
La familia debe tener cuidado de que las orejas de ollas y mangos de sartenes estén volteados hacia dentro de la estufa o del poyo de la cocina. Es necesario también tener mucho cuidado con el fuego abierto o el horno caliente, para que el bebé no se apoye y se queme. De preferencia, el fuego abierto debe ponerse en alto.
Si el bebé se quema, los papás deben hacer y colocar lienzos de agua fría o helada en el lugar de la quemadura para disminuir el dolor. No poner nada en la quemadura sin receta médica, ni reventar o exprimir ampollas para que no se infecten.
No poner cerca del bebé cosas que pueda agarrar y con las que se pueda cortar, como vidrios, tijeras, cuchillos. También son peligrosas las cosas que se puede meter en la boca y envenenarse, como medicamentos, gas, queroseno, cloro, soda cáustica. Por eso no hay que guardar los productos de limpieza en botellas o envases de gaseosas.
Si el bebé toma un medicamento o un producto de limpieza, hay que llevarlo inmediatamente al servicio de salud.
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