La visita domiciliaria

La visita domiciliaria es el momento en el que usted estará más cerca de las familias acompañadas y podrá:

  •  Valorar lo que las familias hacen bien para cuidar a sus hijos.

  •  Platicar sobre el embarazo.

  •  Platicar sobre los cuidados y la educación de los niños.

  •  Alertar sobre las señales de peligro para la salud de la embarazada y del niño.

  • Identificar situaciones desfavorables para el desarrollo del niño.

  • Percibir los posibles problemas y dificultades que afrontan.

  • Buscar juntos la forma de resolver estos problemas.

En cada visita, usted y la familia se hacen más amigos. La familia se sentirá más segura para hablar sobre sus alegrías y dificultades, pues siente que usted es una persona discreta y no comenta con otras familias sus problemas.

Durante la primera visita a una familia, preséntese, explique cómo es la misión de la Pastoral de la Niñez y pregunte si acepta ser acompañada. En las visitas siguientes, la familia conocerá mejor su servicio y usted también sabrá lo que hace la familia para cuidar a la embarazada y a sus niños.

En sus visitas, escuche lo que la familia tiene que decir e intente aconsejarla según sus necesidades, respetando siempre lo que piensan y creen. De este modo, usted se transforma en un compañero que camina junto a ellos, que siempre está cerca para acompañarlos. Con el apoyo de este Manual, usted puede reforzar cuidados y actitudes de la familia y de la embarazada que
favorezcan la creación de un ambiente y condiciones favorables para el desarrollo del bebé y de un buen embarazo.

Para ayudar a la familia en el cuidado a la embarazada y los niños, a veces basta una orientación sencilla. En otras ocasiones puede ser necesario pedir ayuda a otras personas de la Pastoral, de la Iglesia o de los servicios públicos de salud, educación, derechos humanos, etc.

Si usted no sabe responder alguna pregunta, no se preocupe, nadie lo sabe todo. Dígale a la familia que se va a informar y que les dará la respuesta en la próxima visita domiciliaria.

Hay que ser cuidadoso al hablar sobre situaciones delicadas para no hacer daño a la familia, ni al niño. Utilice mensajes positivos para fomentar la paz en la familia.

Para no interrumpir los quehaceres de la casa, póngase de acuerdo con las familias sobre la mejor hora para visitarlas. En estos encuentros también puede fomentar alguna actividad comunitaria de acción de gracias por la vida.

Siempre que haga sus visitas lleve este Manual, el Cuaderno de apuntes y otras herramientas de trabajo de la Pastoral de la Niñez.


Porque este acto de servicio no solo remedia las necesidades de los consagrados, sino que moverá a muchos a dar gracias a Dios.
2 Corintios 9, 12

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