Una historia de amor a la vida

Denles ustedes de comer.
Marcos 6, 37


Presentamos a continuación una carta redactada por nuestra fundadora, la Dra. Zilda Arns Neumann, quien falleció en misión por el terremoto de Haití en 2010. Nos dejó un gran testimonio de vida marcado por su entrega, dedicación, compromiso incansable y esperanza.


Esta historia de amor se inició en 1982, con una plática entre James Grant, director ejecutivo de UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) y el cardenal arzobispo de São Paulo, Monseñor Paulo Evaristo Arns, durante una reunión de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). James Grant estaba convencido de que la Iglesia podría salvar miles de niños, si enseñara a las mamás acciones sencillas, como la preparación del suero oral para evitar la deshidratación; esta experiencia podría comenzar en Brasil.

Monseñor Paulo, mi hermano, me llamó por teléfono para hablarme de la propuesta de James Grant. Sentí que estaba siendo llamada por Dios a una gran misión de vida. Le expliqué, a partir de mi experiencia como pediatra especializada en Salud Pública, que lo que les hacía más falta a las madres eran los conocimientos y la solidaridad fraterna. Por eso no bastaba con enseñar a las madres a usar el suero oral. También sería necesario enseñarles la importancia del prenatal, desarrollo integral de los niños, relaciones humanas, con el fin de que ellas supieran y fueran estimuladas a cuidar mejor a sus hijos para que crecieran en sabiduría y gracia (Lucas 2,52).

Aprobada la propuesta, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), presidida por monseñor Ivo Lorscheiter, designó al entonces arzobispo de Londrina, Monseñor Geraldo Majella Agnelo, para que acompañara el desarrollo del trabajo, tejido con el amor fraterno de los voluntarios y repleto de fe y vida. El lema escogido fue para que todos los niños tengan vida y vida en abundancia. (Juan 10,10)


El proyecto piloto se implantó en Florestópolis, municipio que pertenece a la arquidiócesis de Londrina, al norte del estado de Paraná, Brasil, que tenía un alto índice de mortalidad infantil, 127 muertes por mil nacidos vivos; 74% de las familias trabajaban como jornaleros eventuales, en los trabajos de la caña de azúcar y otros.
Con el apoyo de monseñor Geraldo, desarrollé una metodología comuni- taria inspirada en el evangelio que narra el milagro de la multiplicación de dos pescados y cinco panes (Juan 6, 1 – 15) que saciaron el hambre de cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. De este modo se organizarían las pequeñas comunidades para multiplicar el saber y la solidaridad fraterna testimoniando el mayor de todos los mandamientos: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. (Marcos 12, 31)


Siguiendo el referido evangelio se implantó desde el inicio el sistema de in- formación para verificar y acompañar a cada niño en su desarrollo, desde la concepción, hasta los 6 años.
Así, miles y miles de líderes realizan acciones básicas, sencillas y baratas de educación y promoción de la salud, fe y ciudadanía, con las gestantes y los niños, en su contexto familiar y comunitario. Estas acciones contribuyen también al fortalecimiento del tejido social y a la mejora de las políticas públicas, principalmente en las áreas de la salud, educación y otros derechos fundamentales. La educación y el estímulo de la solidaridad que reciben las familias y comunidades de la Pastoral de la Primera Infancia han promovido en todas partes la reducción de la mortalidad infantil y materna, la desnutrición y la violencia familiar.


“La conquista de un mundo más justo y fraterno nace en el corazón de cada persona y de las actitudes positivas que van al encuentro del prójimo, principalmente del niño”.


La Pastoral de la Primera Infancia desde su fundación es inclusiva, ecumé- nica, va más allá de la creencia religiosa y política; trabaja con amor, sin discriminación.


Sus extraordinarios resultados se deben a la metodología que une fe y vida, a la promoción de las mujeres, al sistema de capacitación descentraliza- do, al sistema de información, a la calidad de los materiales educativos, a su credibilidad por la fidelidad de los objetivos y, de forma especial, a la capilaridad y al apoyo constante de la Iglesia.

La suma de esfuerzos y las colaboraciones garantizan la sustentabilidad de las acciones.

Hoy, esta metodología comunitaria de fe y vida está presente en 22 países de América Latina, África y Asia.


La Pastoral da Criança Internacional participa y contribuye en la construcción de un mundo mejor, más justo y fraterno, al servicio de la vida y de la esperanza, para que todos tengan vida y la tengan en abundancia. (Juan 10, 10)


Dra. Zilda Arns Neumann

Pediatra con especialización en Salud Pública

Fundadora de Pastoral da Criança

 

[Você está aqui:]
[Você está aqui:]
[Você está aqui:]