Cuando un niño o una niña vive en un ambiente favorable para su desarrollo, madura porque participa en actividades junto a las personas que quiere y que lo quieren. Son actividades del día a día
y del lugar donde vive. Por eso, tienen sentido y son importantes para su vida.
Si el niño vive en el campo, tiene más oportunidades de aprender con la naturaleza. Si vive en la ciudad, tiene más oportunidades de aprender con máquinas y aparatos eléctricos. Si vive en una familia que tiene fe, aprende a amar y a estar en contacto con Dios y su prójimo.
Cada niña o niño va a aprender a su modo y en su momento lo que las personas le enseñan. No se desarrolla solito. Necesita la ayuda de las personas adultas o de otros niños mayores para hacer lo que todavía no sabe.
A esta edad, el niño ya consigue jugar al “imagínate que”, a imaginar situaciones sin usar los juguetes. Por ejemplo, dice que va a dar de comer a su nena, entonces imagina que tiene un plato en la mano y hace como que le da comida a su muñeca. O imagina que es su papá en el camión, agarra un objeto redondo y empieza a manejar.
El juego del “imagínate que” le ayuda a desarrollar el pensamiento, que ahora se apoya en ideas y palabras. Aprende que puede pensar en una cosa hablando de ella. Por ejemplo, dice “carro” sin verlo y puede pensar en muchas cosas sobre él: de qué color es, cuántas ruedas tiene, cómo ma-
nejarlo.
La imaginación y el pensamiento apoyado en las ideas y en las palabras son importantes porque ayudan al niño a leer y escribir.
Hijo mío, atiende mis palabras, escucha mis consejos: que no se aparten de tus ojos, guárdalos en tu corazón.
Proverbios 4, 20 – 21
Saber leer, escribir y contar son conocimientos importantes para toda persona en el ejercicio de su ciudadanía. El niño empieza a aprender esto en las pláticas, juegos y actividades que realiza con su familia. Cuando alguien lee historias de la Biblia, de periódicos, de libros o de otros documentos, le está ayudando a entender que las palabras escritas comunican ideas y noticias. Con esto, el niño
empieza a interesarse por aprender a leer.
El niño sigue siendo curioso. Puede, por ejemplo, preguntar de dónde vienen los bebés, principalmente cuando su mamá o alguien que conoce, está embarazada. Es mejor responderle solo a lo que pregunta, de manera sencilla y sin mentir.
Le gusta escuchar a sus papás contando cosas de la familia, de los amigos. Le gusta cuando hablan de cosas que valoran, como su trabajo, su religión, sus sueños. Así es como aprende también a contar sus cosas y a tener sus propios sueños.
La mayoría de los niños disfruta dibujando. Cuando sus papás valoran el dibujo, él se siente capaz, se pone feliz y animado a dibujar más.
El niño no dibuja lo que ve, sino lo que sabe de las cosas o lo que él piensa que es más importante.
Ya puede dibujar formas que parecen el sol, muñecos y casas. Aprende que, por el dibujo, puede contar algo a otra persona. Por eso, el dibujo también le ayuda a aprender a leer y escribir.
Ahora sabe decir lo que hace, piensa y siente, utiliza muchas palabras y frases más largas. Una manera de demostrarle atención y respeto es responder a sus preguntas y escuchar sus opiniones.
El niño disfruta ciertas actividades de la casa con los adultos: juega a barrer el suelo, lavar ropa o alimentar a los animales. Le gusta aprender lo que los padres hacen en el trabajo. Cuando puede participar en actividades junto a sus papás y los hermanos mayores, aprende a ayudar a los otros, se siente más capaz y comienza a entender el valor del trabajo.
Alrededor de los cinco años, le gusta participar en juegos con algunas reglas. Por ejemplo, tenta, escondite, el juego del dominó, donde solo puede juntar fichas con el mismo número; el avioncito - donde necesita esperar su turno y no puede saltar pisando la línea. Es bueno que los adultos participen en sus juegos y le enseñen a respetar normas y a convivir bien, respetando a los otros.
En el contacto con las plantas y los animales aprende a amar y respetar la naturaleza. Pero la familia debe enseñarle sobre los animales peligrosos, como culebras, arañas, escorpiones, y mostrarle las plantas venenosas, para que aprenda a defenderse de todos ellos.
Si el niño fue atacado por algún animal, hay que lavar la zona con agua y jabón y llevarlo al servicio de salud más cercano. Si se mete en la boca alguna planta venenosa, también hay que llevarlo urgentemente al servicio de salud.
La familia debe tener cuidado con personas extrañas en la comunidad y averiguar quiénes son y qué hacen. Hay que enseñar a los niños y a las niñas que no acompañen o vayan a la casa de personas desconocidas.
Es bueno que enseñen a los niños la dirección del lugar donde viven y el nombre completo de los padres. Así, si se pierden, no se asustarán tanto y podrán decir dónde está su casa.
Hay que tomar las precauciones necesarias para impedir que los niños jueguen con fuego y que no se escapen a la calle. Estando solitos fuera de casa, pueden ser atropellados, ahogarse en lagunas, ríos o piscinas, y también pueden ser secuestrados.
Hoy día, muchas familias tienen televisión, celular y acceso a internet. Los niños, desde pequeños, no solo ven programas infantiles, sino también programas para adultos. Estos medios son, por lo tanto, fuentes de información y ejemplos de comportamiento para los niños.
Para entender aquello que ve, el niño necesita encontrar en la familia momentos para platicar y jugar sobre lo que encuentra en la televisión, el celular o eninternet.
Todavía no se saben bien los beneficios y los daños que causan al desarrollo del niño. Lo que sí se sabe es que ver pantallas durante muchas horas al día, lo perjudica. El uso de la tecnología no debe sustituir las pláticas con los niños y los juegos.
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