Niños con diferencias en el funcionamiento de su organismo

En el acompañamiento a las familias, puede encontrar niños con diferencias en el funcionamiento de su organismo. Tal vez no pueden ver, no pueden oír, no pueden hablar o no pueden moverse, por ejemplo. También puede encontrar niños con enfermedades graves, como cáncer o diabetes.

Ante todo, son niños con los mismos derechos y las mismas necesidades que cualquier otro niño: ser amados, comunicarse, jugar, aprender. Por eso, las personas que los cuidan deben encontrar maneras diferentes de responder a las necesidades de estos niños.

Usted puede ayudar a encontrar personas en la comunidad que orienten a las familias y, si es necesario, incluso dar atención especializada. Cuanto antes, será mejor para el niño. Pero la mejor de las atenciones no sustituye al amor y a la acogida de la familia.

La familia de un niño con una enfermedad grave o con una diferencia en el funcionamiento de su organismo tiene el desafío de enfrentar esta situación. Usted puede apoyar a la familia, ayudándola a aceptar y amar al niño tal como es, incentivándola a crear las condiciones y oportunidades adecuadas para ese niño.

Cuando la familia recibe a un niño con una diferencia en el funcionamiento de su organismo, no debe centrarse exclusivamente en lo que no consigue hacer, sino también en lo que puede hacer. Por ejemplo, un niño no consigue hablar, pero se puede comunicar por gestos. En este caso, lo importante es atender la necesidad de comunicación del niño.

Del mismo modo, un niño que está en cama por una enfermedad grave puede tener atendida su necesidad de jugar, si las personas juegan con él en la cama.


La familia debe aprovechar la rutina doméstica para crear formas de incluir al niño en estas actividades: la hora del baño, el cambio de pañal, la alimentación y lavar la ropa. Teniendo en cuenta las características del niño, la familia debe actuar con él y no en lugar de él.

Pero esto no es suficiente. La familia necesita tener el verdadero compromiso de convivir con el niño. Además de las rutinas domésticas, hay que incluirlo en todas las actividades sociales de la familia: salir de compras, ir a la Iglesia, a los bailes y fiestas y animarlo a participar. Sugiera a otras personas que lo inviten a participar, dejando que haga las cosas a su manera para sentirse integrado en el grupo. Cuando usted incentiva esto, está colaborando a que este niño no sea excluido.

Lo que hace deficiente a un niño es retirarlo de la convivencia con su familia, con otros niños y con las personas del lugar dónde vive.

Con relación a los Indicadores de Oportunidades y Conquistas, también se observan diferencias. Por ejemplo, en el caso de un niño ciego, los indicadores que se relacionan con la vista no podrán ser alcanzados. En este caso, debe responder siempre [N] (No) a los indicadores de conquista que dependan de la visión.

Este niño podría presentar también alguna diferencia en su modo de caminar en relación con otros niños. Además podría alcanzar otros indicadores a una edad y de una forma diferente de otros niños que no tienen problemas de visión.

Esto ocurre porque los órganos y las funciones de nuestro cuerpo dependen unos de otros. Un niño ciego aprenderá a caminar, a moverse y a utilizar los objetos de un modo diferente a un niño que ve.

Los indicadores son importantes porque nos dan pistas para ayudar a la promoción del desarrollo del niño. Pero, como cualquier indicador, tiene sus límites, no puede contemplar todas las situaciones. Usted tendrá que descubrir la mejor forma de platicar sobre los indicadores y ayudar a las familias en cada caso. Por ejemplo, motivar a la familia para que busque atención especializada. La coordinadora parroquial puede apoyarlo en esta situación.

Muchas personas dicen que no se sienten preparadas para interactuar con un niño que presenta diferencias en su organismo. Pero esta preparación sucede cuando los padres y familiares intentan descubrir y probar la mejor forma de convivir y ayudar al niño en su desarrollo. Esto es un desafío y para enfrentarlo, es muy bueno que los padres sepan que pueden contar con el apoyo de otras
personas, como usted.

Nuestra misión es valorar a las familias para que reconozcan su competencia para cuidar y educar a sus hijos. Es necesario, ante todo, procurar comprender a cada familia, valorando sus prácticas, ampliando sus conocimientos sobre los cuidados y educación de sus niños, intentando apoyarlos cuando lo necesitan. ¡Esta es una manifestación concreta de amor!

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