En esta edad, el niño aprende muchas palabras nuevas. Si se le enseña, puede señalar y decir el nombre de las partes de su cuerpo: cabeza, ombligo, mano, pie.
Si las personas de la familia conversan con el niño, él puede aprender también a juntar dos o tres palabras para formar pequeñas frases: “papá pelota” (papá dame la pelota), “mamá calle” (mamá, vamos a salir a la calle). Conviene que las personas de la familia que están con el niño procuren entender lo que el niño quiere decir. Así lo están animando a aprender a hablar mejor.
El niño sigue muy interesado en conocer y usar todo lo que ve a su alrededor. La curiosidad le ayuda a aprender mejor. Hace con los objetos lo que ve que otras personas hacen: utiliza el zapato de la madre, se coloca el cincho del padre.
El pensamiento del niño está más desarrollado y lo demuestra en las actividades que realiza. Por ejemplo, cuando quiere agarrar un objeto que no alcanza, ya no se queda esperando
a que alguien venga a dárselo. Ahora, por su cuenta, utiliza otro objeto para conseguir lo que quiere. Usa un trozo de madera para sacar la pelota que está debajo de la cama, por ejemplo.
El niño aprende a decir “no”. Si los adultos dejan cerca de él cosas peligrosas o cosas que no puede tocar, tendrán que decirle continuamente: “no toques eso” y “no agarres eso”. Como el niño imita a los adultos, dirá “no” a todo lo que se le pida. Para no tener que decir “no” a todo, es mejor que los padres no dejen cerca del niño lo que no puede tocar. Así, aprende lo que puede y lo que no puede tocar, sin tener que escuchar continuamente “no”.
Es importante no dejar cosas peligrosas cerca del niño y mostrarle los objetos con los que sí puede jugar. Establecer límites es fundamental para el desarrollo del niño.
La habilidad del niño con sus manos ha aumentado. Ya consigue abrir tapones o tapas con rosca y hacer garabatos en un papel o en el suelo.
Le gusta jugar apilando (armando una torre), derrumbando, montando y desmontando cosas. La familia le puede conseguir pedazos de madera bien lijados, de formas y tamaños diferentes. Este tipo de juguetes despierta mucho el interés del niño, porque puede jugar con ellos de varios modos.
A esta edad, el niño, en general, se interesa por saber cómo son sus órganos genitales. Y lo hace del mismo modo que utiliza para conocer las otras cosas: mirando y tocando. Al tocar estos órganos, tendrá sensaciones agradables. Si los padres no lo regañan cuando se toca los órganos genitales y tiene oportunidad de distraerse con otros juegos, su curiosidad irá disminuyendo poco a
poco.
El niño camina cada vez mejor, ya realiza pequeñas carreras y le encanta subirse en todo. Sube las gradas gateando y las baja sentado. Si alguien le da la mano, es capaz de subir de pie la escalera. Cuando recibe ayuda, aprende mejor.
Le gusta caminar empujando juguetes o arrastrando y estirando cosas atadas a una cuerda. También le gusta imitar a los animales: anda como un perrito, cabalga en un pedazo de madera, etc.
También le gusta jugar cada vez más con otros niños, pero todavía se puede pelear por los juguetes. La paciencia de la familia es muy importante. Golpearlo no educa, solo empeora la situación.
Jugar con agua, arena y tierra tranquiliza al niño. Se pasa mucho tiempo descubriendo, aprendiendo cómo son y lo que puede hacer con estos materiales.Pero los lugares donde el niño juega deben estar limpios.
Porque a sus ángeles mandará cerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
Salmo 91, 11
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